Después del funeral de mi esposo, mi hijo me llevó hasta las afueras del pueblo y me dijo: —“Aquí te bajas, mamá. Ya no podemos mantenerte.”
Pero yo llevaba un secreto que había guardado durante mucho tiempo, y que mi hijo ingrato terminaría lamentando. El día del entierro de mi esposo lloviznaba. La pequeña sombrilla negra no bastaba para esconder la soledad que sentía en mi corazón. Temblaba mientras sostenía el palillo de incienso y miraba la tumba recién cavada, con … Read more